La Cofradía de Nuestra señora de los Dolores de Xàtiva es una de las congregaciones más representativas de la Semana Santa Setabense, que sería difícilmente entendible, sin el paso de la Virgen Dolorosa.
La imagen de la Virgen al pie de la Cruz con su difunto Hijo en brazos, como representación del misterio doloroso de la Madre de Dios en su quinta angustia, tiene una antigua raigambre en la imaginería española y también en la ciudad de Xàtiva.
Las primeras constancias documentales de la existencia de una Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores en la ciudad de Xàtiva se remontan al primer tercio del siglo XVIII, en los conventos de franciscanos, dominicos y agustinos de la ciudad. La cofradía se consolida en el convento de los agustinos, bien entrado el siglo XVIII, y las ordenanzas de la Cofradía de la Purísima Sangre se refieren en esta época al paso de la Dolorosa en el Descendimiento del convento agustino, en relación a la invitación realizada el Jueves Santo para la procesión del Santo Entierro del Viernes Santo y el lugar que debía de ocupar en el desfile, (entre el Cristo de la Palma y el Santo Sepulcro).
Pero el antecedente más claro de la actual Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores de Xàtiva hay que buscarlo a finales del siglo XVIII. En el año 1795 se encarga al genial escultor e imaginero valenciano José Esteve Bonet (1741-1802) la realización de una imagen de Nuestra Señora de los Dolores con el Hijo muerto en brazos para la ciudad de Xàtiva. La Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores de Xàtiva, estaba impulsada por el patronazgo de los barones de Terrateig y Llaurí y con la importante colaboración de la comunidad de frailes agustinos del convento de San Sebastián de Xàtiva.
De la asistencia a los actos de la Semana Santa Setabense existe confirmación documental. En un artículo publicado en Madrid en el año 1847, sobre costumbres de la Semana santa en los pueblos valencianos durante el reinado de Isabel II, en el que se relata como el Domingo de Ramos, por la noche, se realizaba la procesión de la Cofradía de los Dolores, que conducía a la Virgen a su nuevo clavario. El Viernes Santo, a las seis de la tarde, comenzaba la procesión general y en ella se mencionaba el paso de Nuestra Señora de los Dolores, que llevaban sus siervos, vestidos de nazarenos y detrás, un coro de ángeles y la Samaritana con el cántaro al lado
Tras la desamortización, y ya a principios del siglo XX, hay referencias más frecuentes a la actividad de la cofradía, en el contexto del establecimiento en Xátiva de los Padres Misioneros del Corazón de María, que se encargaron del culto de la iglesia del exconvento de San Agustín.
Entre los años 1907 y 1935 hay abundantes informaciones en la prensa y revistas locales sobre actividades de la Cofradía, actos religiosos y penitenciales en la antigua iglesia de San Agustín, como el Solemne Septenario, en honor de la Virgen de los Dolores, el “Ejercicio de las Siete Palabras” (a cargo de prestigiosos predicadores), la procesión de traslado de la venerada imagen, que se celebraba el Lunes Santo y comenzaba en la iglesia de San Agustín, o el acto de las “Cuarenta Horas a la Virgen de los Dolores”.
Tras la brutal destrucción de la imagen, el martes 28 de julio de 1936, se consiguió salvar el rostro y las manos, además del manto, el puñal y un velo blanco con puntillas que lleva la Virgen alrededor de la cabeza, bajo el manto. En el año 1947, se encargó a los escultores valencianos señores Román y Salvador la reconstrucción del grupo escultórico de Esteve Bonet, aproximándose al antiguo en cuanto fuera posible, con ayuda de fotografías y datos, acoplando la cabeza original de la Virgen, manos (o mano izquierda, hay dudas), el puñal, la corona, los faroles de plata del anda y los ropajes originales de la imagen barroca.
Fruto del entusiasmo de un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, acompañados por el Reverendo Padre José María Lletjós, perteneciente a la comunidad claretiana que se instaló en las inmediaciones del exconvento de San Agustín al finalizar la guerra, dedicándose a la enseñanza en un colegio y regentando el culto en el templo, se refundó la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores en el año 1948.
Los actos que se instituyen son los cultos a la imagen titular de la Cofradía, mediante un Septenario con misa de comunión por la mañana y función religiosa con sermón por la tarde, en los que participa la cofradía en la iglesia de San Agustín. El traslado procesional de la imagen continua celebrándose el Lunes Santo, con una imagen reducida (imagen de clavarios), a partir del año 1949. Con la aparición del paso procesional de la Santa Cena, en los años sesenta, este traslado pasó a realizarse el Viernes de Dolor por la noche.
La etapa más reciente de la cofradía viene marcada por el derrumbamiento del campanario de la antigua iglesia de San Agustín, en el año 1990, que arruinó el templo, y conllevó el traslado de la cofradía y su imagen a la parroquia del Carmen, en la zona nueva de la ciudad.
Se produce la aprobación de los nuevos estatutos de la cofradía por el Arzobispo de Valencia el 29 de mayo de 199 y en el año 1998, con motivo del cincuentenario de la refundación de la cofradía (1948-1998), se construyó un trono-anda nuevo de madera tallada para la imagen, con tres barras, que puede ser llevado por 30 portadores.
Desde el año 2000, la Cofradía ha realizado distintas actuaciones para la conservación de su patrimonio histórico-artístico religioso, que culminan, en el año 2007, con la realización de unas nuevas andas procesionales para su imagen titular, tomando como modelo, gracias a antiguas fotografías, las antiguas andas que llevaba la imagen original del imaginero valenciano José Esteve Bonet de 1795, y en 2008, con la restauración de la imagen titular de Nuestra Señora de los Dolores.
La imagen de Nuestra Señora de los Dolores, conocida popularmente como La Dolorosa, es una de las imágenes que mayor devoción ha inspirado y sigue despertando en Xàtiva. Su Cofradía, que actualmente integra a unos 500 cofrades, tiene una raigambre histórica importante en la Semana Santa Setabense, que harían difícilmente entendible esta celebración religiosa sin la presencia del bello rostro de la Madre, al que Esteve Bonet supo infundir todo el dolor y el desconsuelo de un corazón atravesado por el puñal de la incomprensible pérdida del Hijo.
Antonio Martín Llinares
Archivero de la Cofradía de
Nuestra Señora de los Dolores de Xàtiva