Tras la unificación
establecida por el Concilio Vaticano II a mediados del siglo XX de la
festividad de la Virgen de los Dolores el 15 de septiembre frente a la otra
celebración el viernes de Dolor, ocho días antes del Viernes Santo, la liturgía
tradicional en torno a la Mater Dolorosa se celebra también en este día en
muchos lugares del mundo.En la exhortación apostólica Marianis cultus,
el papa Pablo VI, después de destacar la presencia de la madre en el ciclo
anual de los misterios del Hijo y las grandes fiestas marianas, presenta de
este modo la memoria del 15 de septiembre: “Después de estas solemnidades se
han de considerar, sobre todo, las celebraciones que conmemoran acontecimientos
salvíficos, en los que la Virgen estuvo estrechamente vinculada al Hijo,
como... la memoria de la Virgen Dolorosa (15 de septiembre), ocasión propicia
para revivir un momento decisivo de la historia de la salvación y para venerar
junto con el Hijo exaltado en la cruz a la madre que comparte su dolor”.
Toni Martín
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