La Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores de Xàtiva es una asociación de derecho canónico, con tradición en la Semana Santa Setabense desde el siglo XVIII, cuyos estatutos indican, como uno de sus principales fines, procesionar la imagen titular de la Cofradía, el Viernes Santo, en la procesión general del Santo Entierro de la ciudad de Xàtiva.
Desde sus inicios, y así consta en diversos documentos y fotografías antiguas, los cofrades han portado la imagen de la Virgen Dolorosa –desde los primeros tabernáculos hasta la escultura barroca de Esteve Bonet reconstruida por los imagineros Román y Salvador en 1947- con las vestas de la cofradía, a hombros, lo que se ha convertido en una tradición centenaria que se ha transmitido de generación en generación.
La participación en las congregaciones, hermandades, cofradías y desfiles procesionales de la Semana Santa Setabense ha sufrido a lo largo de su extensa trayectoria histórica diversas crisis de participación, motivadas por acontecimientos históricos, que han propiciado la disminución del número de cofrades en épocas determinadas.
Frente al auge de celebraciones de Semana Santa en otros pueblos y ciudades de la Comunitat Valenciana, algunas de ellas con menor tradición y antigüedad que las de la ciudad de Xàtiva, la Semana Santa Setabense pasa actualmente por una situación de estancamiento y poca implicación de los ciudadanos en el apoyo a esta manifestación religiosa, histórica y cultural.
La cofradía de Nuestra Señora de los Dolores ha estado muy vinculada, tradicionalmente, al barrio del antiguo convento de los agustinos que ha experimentado una notable despoblación y también a diversas comunidades religiosas dedicadas a la enseñanza como los claretianos, que hoy se ha perdido. Sus cofrades, mayoritariamente, han heredado una tradición familiar que tenía unos referentes que se han ido desdibujando con el paso del tiempo y el cambiante, frenético y desvalorizado ritmo de la sociedad actual.
Adaptarse a esta nueva situación social, a una nueva sede en la parte moderna de la ciudad, tras el abandono y derrumbamiento de la antigua iglesia del convento de los agustinos, no ha sido fácil para una asociación basada en una tradición que, por desgracia, no despierta en Xàtiva ya la admiración y el apoyo que si ha conducido en ciudades como Orihuela, Crevillent, Elx, Alzira, Sagunto, Valencia o Gandia a que estas celebraciones hayan sido declaradas de interés turístico internacional o nacional.
Al margen de ello, la Cofradía sigue trabajando para mantener esta antigua y valiosa tradición, desde la voluntad de menos personas que las que serían necesarias, pero con la férrea convicción de legar este tesoro de fe y cultura a las generaciones venideras. Y dentro de este esfuerzo entra, por supuesto, procesionar a hombros por las calles del conjunto histórico de Xàtiva a la Virgen Dolorosa, conscientes sus cofrades y portadores de querer enseñar a la gente –como quisieron los monjes agustinos que lo propusieron- la imagen del sacrificio y la superación ante la más grave adversidad, que tan bien describió el Presidente Juan Momblanch tras la refundación.
Antonio Martín Llinares
Cofrade-archivero de Nuestra Señora de los Dolores de Xàtiva
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