miércoles, 20 de febrero de 2013

La marcha fúnebre de Bruschetti

El pasado sábado por la tarde, en el concierto de marchas procesionales celebrado en el Gran Teatro de Xàtiva, la sociedad musical La Vella interpretaba la Marcha Fúnebre nº 3 de Attilio Bruschetti. Seguramente es la misma a la que se refiere Carlos Sarthou en las últimas páginas de sus “Datos para la historia de Játiva” escritas ya entrada la década de los años 30 del pasado siglo XX cuando describe las procesiones de Semana Santa de la ciudad “Lamentos musicales; notas tristes desgarradas de una marcha funeral evocadora. Sus notas iban cayendo en nuestros oídos como lluvia de lirios y violetas perfumando nuestras almas, y al fin se resolvían en las almas femeninas, en congoja de emoción rebosando por los ojos en lágrimas de sentimiento, como gotas de rocío resbalando sobre pétalos de rosas; lágrimas que el poeta quisiera ver cristalizadas para que angélicos dedos marfileños las engarzasen como preciados brillantes en la corona de gloria de la Virgen Dolorosa en la triste soledad de la noche sublime del viernes santo.”
Continua Sarthou: “Qué de recuerdos nos evoca aquella sentida marcha encarnada y fundida en el sentimentalismo de nuestras procesiones cuaresmales. ¡Marcha fúnebre de Bruschetti! ¿Qué tienen sus sentidas armonías que al impresionar nuestro oído conmueven el alma? La han popularizado en Játiva aquellas procesiones de semana santa de gratísima recordación, que todas las primaveras en noches abrileñas saturadas de azahar, presenciábamos su desfile. ¡Marcha fúnebre de Bruschetti! Sublime página musical inspirada por el dolor y el querer, por el arte y la piedad, cuando el músico malogrado llenaba la pauta de notas y de lágrimas, junto al lecho de la mujer moribunda!...Por eso sus voces parecen ayes de dolor, y cada frase musical una plegaria; y cada nota un suspiro…¡Marcha fúnebre de Bruschetti! Cuando al paso de la procesión del viernes santo llegaban sus acordes plañideros al oído, viendo desfilar de noche el santo sepulcro de Jesús, no supimos si melodiaba la pena o el amor, el consuelo, la esperanza…o el perdón”.
Cuenta Carlos Sarthou que también el Jueves Santo por la mañana esa marcha, junto a otra de Villate, acompañaba al antiguo Cristo Yacente de la camilla que en el siglo XIX regaló Fernando de Alarcón a la ciudad de Xàtiva y que fue brutalmente destruida por la bárbara ignorancia en 1936. Aquella marcha fúnebre dejó de sonar en las procesiones de la Semana Santa Setabense a partir de 1935. Sería un lujo y todo un homenaje al filántropo que la compuso, que amaba a esta ciudad y a sus tradiciones seculares volverla a escuchar en las procesiones del siglo XXI.

Antonio Martín Llinares
Cofrade archivero de Nuestra Señora de los Dolores de Xàtiva

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